Encuentro con el Pasado

Humilde rincón por donde asomarse a la Historia y al Arte llevado por mi, una Historiadora del Arte y Restauradora de Obras de Arte.

lunes, 27 de octubre de 2014

Colección Abelló. Mecenazgo al servicio del Arte.



En CentroCentro Cibeles, situado en el Palacio de Cibeles, se expone una de las colecciones más importantes del panorama español y que nunca había visto la luz hasta este momento. Hablamos de la Colección  del matrimonio Juan Abelló y Anna Gamazo, que desde las últimas décadas del siglo pasado han ido reuniendo una importante colección de obras.
Esta exposición permite compartir con el visitante el entusiasmo del coleccionista y al tiempo reconocer la labor que el coleccionismo privado ha tenido, y tiene, en España. De hecho, esta muestra, se enmarca dentro de la serie “Mecenazgo al servicio del Arte” que , desde el 2012, ha presentado CentroCentro Cibeles las colecciones de la Casa de Alba, de Helga de Alvear y la Colección Masaveu.
El comisario Felipe Vicente Garín Llombart, organizó la exposición con una selección de cerca de 160 obras , que no se limitan a un periodo concreto, ni a escuelas, ni a géneros, y donde se pueden ver técnicas pictóricas en varios soportes y escultura. Una exposición donde se ve una clara predilección y valor  por la obra sobre papel en cada una de sus salas. El dibujo es también protagonista en la exposición y permite un recorrido singular de los dibujos paralelo al de las pinturas. Ribera, Pacheco, Murillo, Goya, Tiepolo,  Sorolla, Fortuny, Degas, Picasso, Schiele, Van Gogh , Kimt o Dalí son algunos de los artistas de los que podemos sus obras, estudios o trazos sobre papel.
En la exposición se realiza un recorrido por cinco siglos de arte ( XV-XX) con piezas de pintura, escultura y dibujo de grandes artistas.
Arranca la exposición, y de qué manera, con un homenaje al Greco, pudiendo admirar la obra Estigmatización de San Francisco.  A continuación, la primera sala está dedicada a “Madrid , Villa y Corte”, donde se nos muestra el Madrid cortesano y popular, castizo y heroico, capitalino y acogedor al mismo tiempo, con diferentes vistas de lugares como la Plaza Mayor, La Florida o el Buen Retiro.
La siguiente sala, “Del Gótico al Humanismo” recorre los siglos XV-XVI,  y presentando obras de Juan de Flandes, Pedro Berruguete, Pedro de Campaña, Yañez de la Almedina o Lucas Cranach. Es bien conocida la importancia que tiene  en España el arte Gótico y en este caso la pintura, las propias exigencias arquitectónicas, cuando no religiosas, fomentan una abundante producción que en cierta forma es coincidente con el arte occidental- estilo internacional- de la baja edad media. A los iniciales influjos italianos, particularmente fecundos en la zona mediterránea de la península ibérica como Valencia, van a sumarse , ya en la segunda mitad del siglo XV, los flamencos, sobre todo en Castilla favorecidos por una estrecha relación política, económica y cultural. La persistencia de ambas corrientes continuará en el siglo XVI en la versión española renacentista con artistas tanto en la Corona de Castilla como en la de  Aragón. De todo ellos hay piezas significativas en la sala: desde el retablo de Bernardo Serra – Virgen de la Misericordia con San Juan Bautista y San Miguel, 1441- hasta Jaume Baço o Jacomart- Virgen con el Niño entronizados y rodeados por ángeles músicos,1450-, pasando por Pedro Berruguete- Virgen de la Leche(1485-90)- o Juan de Flandes- Bautismo de Cristo, 11496-99-
Juan de Flandes. Bautismo de Cristo, 1496-1499.

Pedro de Berruguete. Virgen de la Leche, 1485-1490.
Del Renacimiento español hay que destacar la primera pieza que se ve nada más entrar, Salvador Mundi entre San Pedro y San Juan (1506-07), de Yáñez de la Almedina, pieza de enorme calidad. Junto a ella, se puede admirar un dibujo de Diego de Siloé, la Virgen del Silencio (1550) de Luis de Morales o incluso la Virgen de la Leche de Lucas Cranach de 1540. 


Lucas Cranach, el viejo. La  virgen de la leche, 1540.

Fernando Yáñez de la Almedina. Salvador Mundi entre San Pedro y San Juan, 1506-1507.
La tercera sala, “Cuando el hombre convierte la naturaleza en arte”, cuenta con obras del siglo XVII.  La progresiva irrupción del naturalismo, tras el controvertido manierismo, va a inundar esta sala, tanto en óleos como en dibujos, con obras singulares de Ribera – El olfato (1625)-, Murillo, Pacheco o Zurbarán- La familia de la Virgen (1630-35)-, que dan paso a una serie excepcional de bodegones y floreros de los artistas más representativos y reconocidos del siglo XVII como Miguel de Prat, Bernardo Pola, Juan de Arellano, Antonio Ponce, Pedro Camprobín y Juan Van der Hamen y León.
Antonio Ponce. Bodegón con jarrón de Talavera con flores, alcachofas y frutas, 1650-1660.
José de Ribera. El olfato, 1615.


Francisco de Zurbarán. La familia de la Virgen, 1630-1635.
El auge de este género de vibrante color y riguroso dibujo, unido a un meticuloso reflejo de la realidad, va a mantenerse vivo hasta bien entrado el siglo XVIII con Luis Meléndez o Benito Espinós.
Paralelo a todo esto nos encontramos con el retrato oficial y de corte, con obras de Pantoja de la Cruz- Retrato de la Infanta doña Ana de Austria (1607)- o Miguel Jacinto Meléndez- Retrato de Felipe V y María Luisa de Saboya (1709)-, y  dos pequeños retratos de Carlos II y su esposa Mariana de Neoburgo, pintados por el flamenco Jan van Kessel II, sin los aparatos decorativos de otros retratos oficiales.
Miguel Jacinto Meléndez. Retrato de Felipe V y  Retrato de María  Luisa de Saboya, 1709.

Juan Pantoja de la Cruz. Retrato de la Infanta doña Ana de Austria, 1607.
Además de óleos, se pueden admirar dibujos de Ribera, Antonio del Castillo, Murillo, Alonso Cano o Pacheco, y dos bustos en madera policromada de la mano de José de Mora, Mater Dolorosa y Ecce Homo, de 1670.
Francisco Pacheco. Dibujo Juicio Final, 1617.
A continuación nos adentramos en “Las Vedute, Goya y su Mundo”, dejando atrás el mundo barroco, su realismo, lo religioso y lo profano del mismo, incluso el formalismo de sus retratos reales , para adentrarnos en el siglo XVIII, llamado “de las luces” por el espíritu ilustrado y el dominio de la razón, y donde el protagonismo de la ciudad refinada, amable , orgullosa de su manera de ser, se refleja en la pintura de dos exquisitos artistas venecianos, Canaletto y Guardi. En el primero no puede ignorarse la tradición escenográfica teatral en la que comenzó y en ambos el uso de la cámara óptica con sus lentes y espejos para dar exactitud a lo pintado.
Canaletto. Muelle de Venecia, 1729.
Las dos obras que se presentan de cada artista van unidas a la pareja de oleos del modenés Antonio Joli, pintados en sus seis años de estancia en España, acompañando al músico Scarlatti y al castrato Farinelli, y que reflejan bien a través de sus escenas cortesanas de Aranjuez y su palacio el mismo refinamiento de sus dos colegas venecianos.
Frente a estas obras, se encuentran los retaros realizados por Goya en 1810 a  Don Martin Miguel de Goicoechea y Doña Juana de Garlanza, consuegros de éste. A Goya le acompañan en la sala algunos contemporáneos suyos como Vicente López, Zacarías González Velázquez, Francisco Bayeu, Luis Paret, Lucas Velázquez.
Goya. Retratos de don Martín Miguel de Goicoechea y doña Juana de Garlanza, 1810.
La sala 5 está dedicada al Naturalismo Europeo. Al neoclasicismo de los últimos años del siglo XVIII, sucede a fines del primer tercio del siglo XIX un auge romanticista que potencia el genio, lo sublime y los valores de la forma pura, que evoluciona pronto hacia un realismo basado en la vida cotidiana y el paisaje naturalista progresivamente tomado del vivo. En el último tercio surgirá con fuerza una manera nueva de hacer pintura, primero poco comprendida pero que paulatinamente cambiara la evolución de la pintura moderna, hablamos del impresionismo.
En la sala las obras cubren un espacio que va desde mediados de siglo hasta los años 20, con un eclecticismo que permite compaginar la elegancia de la Belle Époque con la ruptura de los ismos. Se pueden admirar a artistas como Mariano  Fortuny, Ramón Casas, Hermen Anglada Camarasa, Santiago Rusiñol, Joaquín Mir o Sorolla, quienes comparten espacio con  Pierre Bonnard, Touluse-Lautrec, Van Gogh o Modigliani.
 
Edgar Degas.  Estudio y obra Después del baño, 1845.


Amadeo Modigliani. Estudio y obra El Violonchelista, 1909.

Santiago Rusiñol. Jardines de Aranjuez, 1899.
De nuevo en esta sala convive la pintura sobre diferentes soportes ( lienzo o papel) , el dibujo- Cabeza de una campesina, 1884, Van Gogh- y la escultura- Tête, 1911-12, Modigliani-.

Vincent Van Gogh. Dibujo  Cabeza de campesina, 1884.
A continuación nos adentramos en Picasso y sus contemporáneos, una sala donde la presencia de Pablo Picasso es muy marcada y donde se exponen 14 piezas entre oleos, aguadas, tintas y lápices, presididos por el excepcional Desnudo sentado de 1922-23 donde el artista muestra de nuevo su amor por la herencia clásica. Sus obras comparten espacio con artistas como Braque, Léger, Juan Gris, Chagall, Blanchard, Matisse o Dalí. De nuevo en esta sala se ve una fuerte presencia del papel como soporte en obras de Dalí, Matisse y Picasso.
Georges Braque. Ron y Guitarra, 1918.

Marc Chagall. Maternidad con cabra dorada, 1954-1963.

Salvador Dalí. Dibujo retrato padre del artista y su hermana, 1925.

Juan Gris. El cazo, 1919.

Pablo Picasso. Desnudo sentado, 1922-1923.
En la ultima sala, “De Miró a Francis Bacon. Historia y Modernidad, comparten sus dos amplios muros por un lado obras del siglo XX de artistas norte-europeos nacidos entre 1800 y 1890 que muestran notoriamente el internacionalismo de la colección: Munch, Klimt, Kandinsky, Klee, Schiele y Grosz. Frente a ellos una obligada síntesis de la muy extensa obra de maestros españoles de la abstracción de la segunda mitad del siglo XX, tales como Tápies, Palazuelo o Millares. En los muros restantes y frente a frente, por un lado las obras de Miró y por la otra Bacon, y entre medias con gran protagonismo  negro, rojo , negro(1968) de Rothko. 
Francis Bacon. Triptico, 1983.

Joan Miró. Pared con sus obras.

Mark Rothko. Negro, rojo, negro , 1968.
De nuevo la presencia del papel como soporte es muy marcada, como se puede ver en las obras de Klimt, Klee, Munch, Kandinsky, Grosz, Miró o Bacon.
Gustav Klimt. Dibujo Tres mujeres de pie, 1908.
De esta manera, y siendo las últimas obras por ver las de Bacon, acaba la exposición de la Colección Abelló, donde se puede ver el eclecticismo que es característico de las colecciones privadas, y donde prima el buen gusto y el acierto  en el incremento de sus fondos. Se debe agradecer que Juan Abelló haya permitido este préstamo temporal de cerca de 160 piezas de casi las 500 que posee a CentroCentro Cibeles para  su exposición, ya que es una auténtica delicia ver obras de estas características tan bien conservadas.
No se debe dejar escapar esta magnífica oportunidad de ver en un mismo espacio una colección privada tan ecléctica y que nunca antes se había mostrado.
La muestra se puede visitar hasta el 1 de marzo de 2015, de martes a domingo, de 10 a 20 horas.
Las entradas tienen un precio de 6 euros, con tarifas reducidas de 4 euros para mayores de 65 años, estudiantes, carné joven, personas con discapacidad y su acompañante, familias numerosas y personas en situación de desempleo que así lo acrediten documentalmente. Los grupos de entre 15 y 25 personas tendrán un descuento del 20% sobre la entrada general (4,80 euros). Hay que decir que todo lo que se recaude en las visitas de esta exposición irá destinado a Cáritas Madrid.
La entrada será gratuita para los niños hasta 12 años y el primer martes de cada mes durante todo el día. 

1 comentario:

  1. Magnifico y se nota el amor por el arte, que gran coleccionista así ser hace una gran colección también tienen poder adquisitivo, yo haría lo mismo

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