En
CentroCentro Cibeles, situado en el Palacio de Cibeles, se expone una de las colecciones
más importantes del panorama español y que nunca había visto la luz hasta este
momento. Hablamos de la Colección del
matrimonio Juan Abelló y Anna Gamazo, que desde las últimas décadas del siglo
pasado han ido reuniendo una importante colección de obras.
Esta
exposición permite compartir con el visitante el entusiasmo del coleccionista y
al tiempo reconocer la labor que el coleccionismo privado ha tenido, y tiene,
en España. De hecho, esta muestra, se enmarca dentro de la serie “Mecenazgo al servicio del Arte” que ,
desde el 2012, ha presentado CentroCentro Cibeles las colecciones de la Casa de
Alba, de Helga de Alvear y la Colección Masaveu.
El
comisario Felipe Vicente Garín Llombart, organizó la exposición con una selección
de cerca de 160 obras , que no se limitan a un periodo concreto, ni a escuelas,
ni a géneros, y donde se pueden ver técnicas pictóricas en varios soportes y
escultura. Una exposición donde se ve una clara predilección y valor por la obra sobre papel en cada una de sus
salas. El dibujo es también protagonista en la exposición y permite un
recorrido singular de los dibujos paralelo al de las pinturas. Ribera, Pacheco,
Murillo, Goya, Tiepolo, Sorolla,
Fortuny, Degas, Picasso, Schiele, Van Gogh , Kimt o Dalí son algunos de los artistas
de los que podemos sus obras, estudios o trazos sobre papel.
En
la exposición se realiza un recorrido por cinco siglos de arte ( XV-XX) con
piezas de pintura, escultura y dibujo de grandes artistas.
Arranca
la exposición, y de qué manera, con un homenaje al Greco, pudiendo admirar la
obra Estigmatización de San Francisco. A continuación, la primera sala está dedicada
a “Madrid , Villa y Corte”, donde se
nos muestra el Madrid cortesano y popular, castizo y heroico, capitalino y
acogedor al mismo tiempo, con diferentes vistas de lugares como la Plaza Mayor,
La Florida o el Buen Retiro.
La
siguiente sala, “Del Gótico al Humanismo” recorre los siglos XV-XVI, y presentando obras de Juan de Flandes, Pedro
Berruguete, Pedro de Campaña, Yañez de la Almedina o Lucas Cranach. Es bien
conocida la importancia que tiene en
España el arte Gótico y en este caso la pintura, las propias exigencias arquitectónicas,
cuando no religiosas, fomentan una abundante producción que en cierta forma es
coincidente con el arte occidental- estilo internacional- de la baja edad
media. A los iniciales influjos italianos, particularmente fecundos en la zona mediterránea
de la península ibérica como Valencia, van a sumarse , ya en la segunda mitad
del siglo XV, los flamencos, sobre todo en Castilla favorecidos por una
estrecha relación política, económica y cultural. La persistencia de ambas
corrientes continuará en el siglo XVI en la versión española renacentista con artistas
tanto en la Corona de Castilla como en la de Aragón. De todo ellos hay piezas
significativas en la sala: desde el retablo de Bernardo Serra – Virgen de la Misericordia con San Juan
Bautista y San Miguel, 1441- hasta Jaume Baço o Jacomart- Virgen con el Niño entronizados y rodeados
por ángeles músicos,1450-, pasando por Pedro Berruguete- Virgen de la Leche(1485-90)- o Juan de
Flandes- Bautismo de Cristo, 11496-99-
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Juan de Flandes. Bautismo de Cristo, 1496-1499. |
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Pedro de Berruguete. Virgen de la Leche, 1485-1490. |
Del
Renacimiento español hay que destacar la primera pieza que se ve nada más
entrar, Salvador Mundi entre San Pedro y
San Juan (1506-07), de Yáñez de la Almedina, pieza de enorme calidad. Junto
a ella, se puede admirar un dibujo de Diego de Siloé, la Virgen del Silencio (1550) de Luis de Morales o incluso la Virgen de la Leche de Lucas Cranach de
1540.
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Lucas Cranach, el viejo. La virgen de la leche, 1540. |
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Fernando Yáñez de la Almedina. Salvador Mundi entre San Pedro y San Juan, 1506-1507. |
La
tercera sala, “Cuando el hombre convierte
la naturaleza en arte”, cuenta con obras del siglo XVII. La progresiva irrupción del naturalismo, tras
el controvertido manierismo, va a inundar esta sala, tanto en óleos como en
dibujos, con obras singulares de Ribera – El
olfato (1625)-, Murillo, Pacheco o Zurbarán- La familia de la Virgen (1630-35)-, que dan paso a una serie
excepcional de bodegones y floreros de los artistas más representativos y
reconocidos del siglo XVII como Miguel de Prat, Bernardo Pola, Juan de
Arellano, Antonio Ponce, Pedro Camprobín y Juan Van der Hamen y León.
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Antonio Ponce. Bodegón con jarrón de Talavera con flores, alcachofas y frutas, 1650-1660. |
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José de Ribera. El olfato, 1615. |
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Francisco de Zurbarán. La familia de la Virgen, 1630-1635. |
El
auge de este género de vibrante color y riguroso dibujo, unido a un meticuloso
reflejo de la realidad, va a mantenerse vivo hasta bien entrado el siglo XVIII
con Luis Meléndez o Benito Espinós.
Paralelo
a todo esto nos encontramos con el retrato oficial y de corte, con obras de
Pantoja de la Cruz- Retrato de la Infanta
doña Ana de Austria (1607)- o Miguel Jacinto Meléndez- Retrato de Felipe V y María Luisa de Saboya (1709)-, y dos pequeños retratos de Carlos II y su esposa
Mariana de Neoburgo, pintados por el flamenco Jan van Kessel II, sin los aparatos
decorativos de otros retratos oficiales.
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Miguel Jacinto Meléndez. Retrato de Felipe V y Retrato de María Luisa de Saboya, 1709. |
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Juan Pantoja de la Cruz. Retrato de la Infanta doña Ana de Austria, 1607. |
Además
de óleos, se pueden admirar dibujos de Ribera, Antonio del Castillo, Murillo,
Alonso Cano o Pacheco, y dos bustos en madera policromada de la mano de José de
Mora, Mater Dolorosa y Ecce Homo, de 1670.
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Francisco Pacheco. Dibujo Juicio Final, 1617. |
A
continuación nos adentramos en “Las
Vedute, Goya y su Mundo”, dejando atrás el mundo barroco, su realismo, lo
religioso y lo profano del mismo, incluso el formalismo de sus retratos reales
, para adentrarnos en el siglo XVIII, llamado “de las luces” por el espíritu ilustrado
y el dominio de la razón, y donde el protagonismo de la ciudad refinada, amable
, orgullosa de su manera de ser, se refleja en la pintura de dos exquisitos
artistas venecianos, Canaletto y Guardi. En el primero no puede ignorarse la tradición
escenográfica teatral en la que comenzó y en ambos el uso de la cámara óptica con
sus lentes y espejos para dar exactitud a lo pintado.
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Canaletto. Muelle de Venecia, 1729. |
Las
dos obras que se presentan de cada artista van unidas a la pareja de oleos del modenés
Antonio Joli, pintados en sus seis años de estancia en España, acompañando al músico
Scarlatti y al castrato Farinelli, y
que reflejan bien a través de sus escenas cortesanas de Aranjuez y su palacio
el mismo refinamiento de sus dos colegas venecianos.
Frente
a estas obras, se encuentran los retaros realizados por Goya en 1810 a Don Martin Miguel de Goicoechea y Doña Juana
de Garlanza, consuegros de éste. A Goya le acompañan en la sala algunos contemporáneos
suyos como Vicente López, Zacarías González Velázquez, Francisco Bayeu, Luis
Paret, Lucas Velázquez.
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Goya. Retratos de don Martín Miguel de Goicoechea y doña Juana de Garlanza, 1810. |
La
sala 5 está dedicada al “Naturalismo
Europeo”. Al neoclasicismo de los últimos años del siglo XVIII, sucede a
fines del primer tercio del siglo XIX un auge romanticista que potencia el
genio, lo sublime y los valores de la forma pura, que evoluciona pronto hacia
un realismo basado en la vida cotidiana y el paisaje naturalista
progresivamente tomado del vivo. En el último tercio surgirá con fuerza una manera
nueva de hacer pintura, primero poco comprendida pero que paulatinamente
cambiara la evolución de la pintura moderna, hablamos del impresionismo.
En
la sala las obras cubren un espacio que va desde mediados de siglo hasta los
años 20, con un eclecticismo que permite compaginar la elegancia de la Belle Époque con la ruptura de los ismos. Se pueden admirar a artistas como
Mariano Fortuny, Ramón Casas, Hermen
Anglada Camarasa, Santiago Rusiñol, Joaquín Mir o Sorolla, quienes comparten
espacio con Pierre Bonnard,
Touluse-Lautrec, Van Gogh o Modigliani.
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Edgar Degas. Estudio y obra Después del baño, 1845. |
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Amadeo Modigliani. Estudio y obra El Violonchelista, 1909. |
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Santiago Rusiñol. Jardines de Aranjuez, 1899. |
De
nuevo en esta sala convive la pintura sobre diferentes soportes ( lienzo o
papel) , el dibujo- Cabeza de una
campesina, 1884, Van Gogh- y la escultura- Tête, 1911-12, Modigliani-.
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Vincent Van Gogh. Dibujo Cabeza de campesina, 1884. |
A
continuación nos adentramos en “Picasso y
sus contemporáneos”, una sala donde la presencia de Pablo Picasso es muy
marcada y donde se exponen 14 piezas entre oleos, aguadas, tintas y lápices,
presididos por el excepcional Desnudo
sentado de 1922-23 donde el artista muestra de nuevo su amor por la
herencia clásica. Sus obras comparten espacio con artistas como Braque, Léger,
Juan Gris, Chagall, Blanchard, Matisse o Dalí. De nuevo en esta sala se ve una
fuerte presencia del papel como soporte en obras de Dalí, Matisse y Picasso.
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Georges Braque. Ron y Guitarra, 1918. |
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Marc Chagall. Maternidad con cabra dorada, 1954-1963. |
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Salvador Dalí. Dibujo retrato padre del artista y su hermana, 1925. |
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Juan Gris. El cazo, 1919. |
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Pablo Picasso. Desnudo sentado, 1922-1923. |
En
la ultima sala, “De Miró a Francis Bacon.
Historia y Modernidad”, comparten sus dos amplios muros por un lado obras
del siglo XX de artistas norte-europeos nacidos entre 1800 y 1890 que muestran notoriamente
el internacionalismo de la colección: Munch, Klimt, Kandinsky, Klee, Schiele y
Grosz. Frente a ellos una obligada síntesis de la muy extensa obra de maestros
españoles de la abstracción de la segunda mitad del siglo XX, tales como
Tápies, Palazuelo o Millares. En los muros restantes y frente a frente, por un
lado las obras de Miró y por la otra Bacon, y entre medias con gran
protagonismo negro, rojo , negro(1968) de Rothko.
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Francis Bacon. Triptico, 1983. |
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Joan Miró. Pared con sus obras. |
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Mark Rothko. Negro, rojo, negro , 1968. |
De
nuevo la presencia del papel como soporte es muy marcada, como se puede ver en
las obras de Klimt, Klee, Munch, Kandinsky, Grosz, Miró o Bacon.
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Gustav Klimt. Dibujo Tres mujeres de pie, 1908. |
De
esta manera, y siendo las últimas obras por ver las de Bacon, acaba la exposición
de la Colección Abelló, donde se puede ver el eclecticismo que es característico
de las colecciones privadas, y donde prima el buen gusto y el acierto en el incremento de sus fondos. Se debe
agradecer que Juan Abelló haya permitido este préstamo temporal de cerca de 160
piezas de casi las 500 que posee a CentroCentro Cibeles para su exposición, ya que es una auténtica
delicia ver obras de estas características tan bien conservadas.
No
se debe dejar escapar esta magnífica oportunidad de ver en un mismo espacio una
colección privada tan ecléctica y que nunca antes se había mostrado.
La muestra se puede visitar
hasta el 1 de marzo de 2015, de martes a domingo, de 10 a 20 horas.
Las entradas tienen un precio
de 6 euros, con tarifas reducidas de 4 euros para mayores de 65 años,
estudiantes, carné joven, personas con discapacidad y su acompañante, familias
numerosas y personas en situación de desempleo que así lo acrediten
documentalmente. Los grupos de entre 15 y 25 personas tendrán un descuento del
20% sobre la entrada general (4,80 euros). Hay que decir que todo lo que se
recaude en las visitas de esta exposición irá destinado a Cáritas Madrid.
La entrada será gratuita para
los niños hasta 12 años y el primer martes de cada mes durante todo el día.
Magnifico y se nota el amor por el arte, que gran coleccionista así ser hace una gran colección también tienen poder adquisitivo, yo haría lo mismo
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